martes, 13 de julio de 2010

No se da cuenta...

Pensar en un momento que marcó mi relación con ella me hace volver a mi infancia. Cuando yo, siendo una niña, golpeaba desesperadamente la puerta de su pieza sin éxito, para tratar de meterme en la conversación de ella con sus amigas.

Más tarde viene a mi mente la tremenda tristeza que sentía cada vez que partía en bus Tramaca hacia Santiago donde estaba estudiando con sus cortos 16 años. Cada vez que volvía a nuestra casa de vacaciones, era una inmensa alegría para mí, yo la veía como un ejemplo de valentía e inteligencia.

Pasaron los años, yo fui creciendo y ella también. Comencé a viajar a Santiago para compartir con ella y por diversas razones, poco a poco la dejé de ver como mi hermana mayor inalcansable, era más cercana. Vivimos juntas, compartimos hartos momentos lindos, tristes y también peleas, porque antes no teníamos la oportunidad de vivir juntas.


Hoy somos dos mujeres, la diferencia de 9 años se hace inexistente cuando pasas los 30. Hemos pasado tantas cosas juntas, hemos llorado al enfrentarnos a situaciones difíciles, reído, compartido rituales extraños, peleado sin tregua generalmente por ridiculeces. Pero si algo define nuestra unión, es justamente eso, nuestra unión, por más que la distancia nos separe, discutamos y terminemos enojadas, lloremos...

Ser hermana de ella es una bendición. Nos une un amor tan profundo, que estoy segura viene de otra vida. Probablemente yo fui su mamá, por eso muchas veces me reclama que la mandoneo o que trato de imponer mis ideas.

En momentos de reflexión, como éste, pienso en las cosas buenas y malas que tiene como todas las personas, pero creo que si tiene un defecto gigante; no sabe lo valiosa que es.


No se da cuenta que es una luchadora, que ha salido adelante muchas veces a pesar de la adversidad. No se da permiso de llorar, porque no sabe cómo. Siente que el único ser que la quiere fuera de la familia tiene 4 patas, que sin ofender, es una perrita (capítulo aparte). No se da cuenta que es una profesional brillante, tímidamente se atreve a mostrarse y cada vez que lo hace sale airosa. No se da cuenta de que está momentáneamente caminando sola por la vida, es porque de allá arriba le tienen preparada una gran sorpresa, porque ya vivió las desilusiones que le tocaban vivir. No se da cuenta de que es admirable, entregada, excelente amiga, hija, hermana, tía y sobrina. Pero sobretodo no se da cuenta que las pocas palabras que escribí por ella son una mínima parte de lo que es y que su historia tendrá muchos capítulos felices que contar.

Lo que si se que se da cuenta, es que la adoro y que con ella me basta y me sobra. Tu sabes.